Entre Poros y Salamina,
las islas del golfo Sarónico
las islas del golfo Sarónico
Por Josep
A. Borrell, Periodista e historiador
Entre la región del Ática y la península del Peloponeso
se abre un gran golfo conocido como Sarónico, en el que emergen un conjunto de
pequeñas islas que han sido muy importantes en el devenir de la historia de
Atenas, y son básicas para los atenienses de hoy como lugar de escapada del fin
de semana. Denominadas genéricamente islas argosarónicas, se dividen en dos
grandes grupos según su situación geográfica: las propiamente del golfo
Sarónico que són Salamina, Egina,
Angistri, Spetses y Poros, a las que había de añadirse las dos vecinas a la
península de la Argólida de Hidra y Dokos.
En cualquier caso, ambos grupos se presentan juntas y
revueltas en todas las guías de viajes y materiales de información y
comunicación. La mayor de todas ellas es Salamina, una isla muy pegada a las
costas del Ática, y solo está separada unos 2 kilómetros del continente. Fue,
efectivamente, donde tuvo lugar la importante batalla naval de la Antigüedad y
que permitió la supervivencia de los estados griegos ante el Imperio persa, una
solera que no se ha apagado 2.500 años después.
Hoy, Salamina, acoge el puerto de Paloukia, probablemente
el segundo en importancia tras El Pireo, y es en realidad un anexo de la costa
continental. Su visita es obligada, aunque solo sea para entender cómo
Temístocles consiguió derrotar la armada persa.
El placer de un fin de semana
A nivel turístico, sin embargo, destacan en el
archipiélago las islas de Egina, Hydra y Poros. Tres fantásticas islas donde
reposar tras intensos días de inmersión cultural en Atenas. La primera, Egina, reúne también ruinas
arqueológicas, pero se ha convertido en la isla de recreo de los atenienses de
hoy cuando quieren escapar del frenético ritmo de la vida moderna. La isla
acoge numerosos hoteles románticos de pequeña capacidad y gran número de
tabernas. En ella despunta la ciudad de Egina, principal puerto de la isla,
aunque es obligada también una excursión a Perdika, donde se puede disfrutar de
un pintoresco pueblo de pescadores y tomar un caique (una barca pequeña)
por unos 5 o 6 euros, y acercarse al islote de Moni, reserva natural.
Si Egina es la isla preferida por los
atenienses, Hydra, en cambio, es la más cosmopolita. Lugar ya elegido como isla
de descanso de personajes de la progresía y la farándula en los años sesenta
como el canadiense Leonard Cohen, la italiana Sophia Loren y la actriz-ministra
Melina Mercouri, es la única isla griega donde no se permiten vehículos a motor
de ningún tipo.
Poros, en cambio, destaca por su entorno
natural. Montañosa (358 metros de altitud su punto más alto), con una
vegetación espesa y tupida, está repleta de bosque de pinos y limoneros, y
también de numerosas calas pequeñas que hacen las delicias de quienes se escapan
a ella. Cuenta entre sus atractivos con algunas playas de arena (en el sur), un
extraordinario monasterio del siglo XVIII (Moni Zoodohou Pigis) y por supuesto
un antiguo templo dedicado a Poseidón, del que queda bien poco pero desde donde
hay unas extraordinarias vistas. No hay que olvidar que esta fue la isla
preferida del dios de los mares. Su extraordinaria cercanía con el Peloponeso
la convierte también en un lugar ideal para realizar viajes a dicha península.
El gran teatro de Epidauro no está muy lejos.
Pequeñas joyas del Egeo son también Angistri, Dokós y Spetses.
La primera es un lugar extraordinario para realizar excursiones de un día
recorriendo el perímetro de la isla y cruzando los pequeños puertos de Skala, Mylos
y Aponissos. La segunda, en cambio, es
austera. Está muy cerca del Peloponeso y habitada únicamente por monjes y
algunos rebaños de ovejas.
Finalmente, Spetses se erige altiva y orgullosa, y ofrece el ambiente
más auténtico de todas las islas argosarónicas. En ella destaca la ciudad de
Spetses, bastante bulliciosa en temporada estival, que acoge impresionantes
mansiones antiguas (arhontika) que recuerdan los tiempos de esplendor de
este enclave. Aquí es obligada la visita al Museo Boubolina, erigido en la casa
donde vivió esta luchadora por la independencia griega. Fue toda una mujer de
carácter, algo así como la Agustina de Aragón de los griegos.
Autor: Josep A. Borrell, Periodista e historiador, para www.greciainfo.com
Viaje recomendado por Greciainfo.com para conocer las Islas del Golfo Saronico
Viaje recomendado por Greciainfo.com para conocer las Islas del Golfo Saronico