Alejandro
Magno fue un verdadero mito en la Antigüedad. Era joven, hermoso, valiente y
bien preparado.
Fue
formado por su padre Filipo II de Macedonia, el Rey guerrero que logró unir a
todas las ciudades estado griegas bajo su mando contra la amenaza persa, y por Aristóteles
uno de los más grandes sabios de Grecia.
Desde los
22 años hasta los 33 que murió, fue capaz de conquistar el mayor imperio visto
hasta entonces en el mundo clásico: desde los Balcanes hasta las puertas
de la India, de las montañas de Asia Central hasta el Golfo Pérsico. Extendió
por donde pasó la cultura helena y estableció una nueva forma de entender las
relaciones entre los pueblos.
Fue un
reconocido estratega y conquistador cuya leyenda perduró a lo largo de los
siglos hasta nuestros días. Sus estrategias de batalla aún hoy se estudian en
las academias militares del mundo entero.
Tras su
muerte el 10 de junio del año 323 a. de C en Babilonia, sus generales que lo
idolatraban, le lloraron y lo reclamaron para sí, hasta tal punto de que hubo
luchas y sangrientas batallas para hacerse cargo de su cuerpo y su legado
histórico. Siglos más tarde, fue espejo de romanos insignes como Julio César y
de sultanes otomanos como el propio Mehmet II, conquistador de Constantinopla.
El Renacimiento quedó fascinado por su obra; los artistas de Francia ilustrada
quisieron imaginárselo mil y una veces; los soberanos de Rusia se llegaron a declarar
descendientes suyos, e incluso Hollywood le ha convertido en uno de sus mitos.
Muchos
consideran que nuestra Europa y la civilización occidental no serian lo mismo
hoy en día si no fuera por Alejandro el Magno que frenó y neutralizó la
expansión Persa.
UN VIAJE
AL PAÍS DE ALEJANDRO
La
memoria de Alejandro el Magno, y su padre Filipo II, está presente a través de
monumento, museos y recintos arqueológicos, a lo largo y ancho de la Región
griega de Macedonia.
Hay
muchas formas de acercarse a personajes y hechos históricos de tal calado. La manera
de acercarse tradicionalmente a esta figura ha sido buscando en las diversas fuentes
históricas y leyendo la numerosa bibliografía que nunca ha parado de brotar.
También estudiando el arte y la forma en que se le ha representado
históricamente en los últimos dos milenios, aunque quizá todos convendremos que
la mejora manera de conocer realmente el personaje es visitar su tierra natal,
Macedonia, al norte de Grecia y recorrer los diferentes lugares ligados a su
historia personal y su memoria.
El
paisaje del norte de Grecia es muy diferente al estereotipo que tenemos del
país.
La
región de Macedonia es realmente de color verde y relativamente rica en aguas
gracias a los numerosos ríos que la atraviesan, números lagos naturales que la
salpican y la protección de varias cordilleras balcánicas en el norte y el
monte Olimpo, con casi tres mil metros de altitud, al sur.
Allí, el
recuerdo del más grande de los dirigentes griegos todavía está muy presente.
Numerosos espacios explican la infancia y las raíces de Alejandro, como por
ejemplo el yacimiento de Pella, el lugar donde nació el héroe y ahora un destacado
centro arqueológico que da algunas de las claves de la importancia de Macedonia
en el período histórico que entre la decadencia del dominio de Atenas y la
llegada posterior de Roma.
En la
extremo oriental de la región se encuentra el yacimiento arqueológico de la
antigua ciudad de Filippi, a poca distancia de la moderna ciudad de Kavala,
fundada por Filippo, padre de Alejandro. Cerca de unas conocidas minas de oro,
esta ciudad siempre disfrutó de un status especial dentro el reino macedonio y
ahora se ha convertido por los investigadores en una importante fuente de
información sobre la importancia del norte de Grecia en la Antigüedad. Allí se
fundó la primera iglesia cristiana en suelo europeo y allí predicó San Pablo la
palabra de Dios.
En
Macedonia también se encuentra el yacimiento arqueológico de Stàgira, a orillas
del Egeo, donde nació otro grande del mundo antiguo, Aristóteles. En este lugar
ubicado en la península de Calcídica es un verdadero testimonio
de la historia del pensamiento y la cultura clásica.
A las
faldas del Monte Olimpo se encuentra uno de los mayores recintos arqueológicos
de Grecia Dión, donde los antiguos macedonios se reunían para celebrar sus
éxitos y donde la moderna arqueología ha encontrado las ruinas de varios
santuarios dedicados a Deméter, Asclepios e incluso referencias a la diosa
egipcia Isis. Zeus, en griego, era Dias y de ahí el nombre de Dión, lo que ya
nos habla de la importancia del lugar.
Un poco
más arriba, se encuentra Naoussa, donde Aristóteles enseñaba filosofía y vida a
los jóvenes cachorros de la aristocracia macedónica.
Y por
último, la joya de la corona, las espectaculares tumbas reales de Vergina la
antigua Eges, donde esta enterrado Filipo II de Macedonia y que es uno de los
más extraordinarios tesoros arqueológicos de Grecia.
Claro,
no nos olvidemos de la capital de Macedonia, la ciudad de Tesalónica que hace
unos años ha celebrado sus 2.300 de existencia bajo este mismo nombre. Ha sido
fundada en el año 315 a.C. por Kasandro,
hijo de un general de Alejandro, recibe su nombre en honor a su mujer Tessaloniki
que era a la vez una de las hermanastras del gran Alejandro.
Tesalónica
ha sido desde entonces el gran puerto del norte y del Egeo y la ventana de los
Balcanes.
El lugar
donde se propagó el Cristianismo y la segunda ciudad de los Imperio Romano de
Oriente y del Otomano. La gran ciudad que acogió la más importante colonia de
Sefardíes del mundo (en 1915 eran el 40% de la población y el ladino su
lengua), el lugar donde nació Ataturk -el padre de la Turquía moderna - y
siempre la gran ciudad de Grecia, mucho más que Atenas.
Con más
de un millón de habitantes, actualmente esta es la segunda área metropolitana
de Grecia, y el principal centro universitario del país.