jueves, 5 de noviembre de 2015

Macedonia, la Tierra de Alejandro Magno.


Alejandro Magno fue un verdadero mito en la Antigüedad. Era joven, hermoso, valiente y bien preparado.

Fue formado por su padre Filipo II de Macedonia, el Rey guerrero que logró unir a todas las ciudades estado griegas bajo su mando contra la amenaza persa, y por Aristóteles uno de los más grandes sabios de Grecia.
Desde los 22 años hasta los 33 que murió, fue capaz de conquistar el mayor imperio visto hasta entonces en el mundo clásico: desde los Balcanes hasta las puertas de la India, de las montañas de Asia Central hasta el Golfo Pérsico. Extendió por donde pasó la cultura helena y estableció una nueva forma de entender las relaciones entre los pueblos.

Fue un reconocido estratega y conquistador cuya leyenda perduró a lo largo de los siglos hasta nuestros días. Sus estrategias de batalla aún hoy se estudian en las academias militares del mundo entero.

Tras su muerte el 10 de junio del año 323 a. de C en Babilonia, sus generales que lo idolatraban, le lloraron y lo reclamaron para sí, hasta tal punto de que hubo luchas y sangrientas batallas para hacerse cargo de su cuerpo y su legado histórico. Siglos más tarde, fue espejo de romanos insignes como Julio César y de sultanes otomanos como el propio Mehmet II, conquistador de Constantinopla. El Renacimiento quedó fascinado por su obra; los artistas de Francia ilustrada quisieron imaginárselo mil y una veces; los soberanos de Rusia se llegaron a declarar descendientes suyos, e incluso Hollywood le ha convertido en uno de sus mitos.

Muchos consideran que nuestra Europa y la civilización occidental no serian lo mismo hoy en día si no fuera por Alejandro el Magno que frenó y neutralizó la expansión Persa.


UN VIAJE AL PAÍS DE ALEJANDRO

La memoria de Alejandro el Magno, y su padre Filipo II, está presente a través de monumento, museos y recintos arqueológicos, a lo largo y ancho de la Región griega de Macedonia.

Hay muchas formas de acercarse a personajes y hechos históricos de tal calado. La manera de acercarse tradicionalmente a esta figura ha sido buscando en las diversas fuentes históricas y leyendo la numerosa bibliografía que nunca ha parado de brotar. También estudiando el arte y la forma en que se le ha representado históricamente en los últimos dos milenios, aunque quizá todos convendremos que la mejora manera de conocer realmente el personaje es visitar su tierra natal, Macedonia, al norte de Grecia y recorrer los diferentes lugares ligados a su historia personal y su memoria.

El paisaje del norte de Grecia es muy diferente al estereotipo que tenemos del país.

La región de Macedonia es realmente de color verde y relativamente rica en aguas gracias a los numerosos ríos que la atraviesan, números lagos naturales que la salpican y la protección de varias cordilleras balcánicas en el norte y el monte Olimpo, con casi tres mil metros de altitud, al sur.
Allí, el recuerdo del más grande de los dirigentes griegos todavía está muy presente. Numerosos espacios explican la infancia y las raíces de Alejandro, como por ejemplo el yacimiento de Pella, el lugar donde nació el héroe y ahora un destacado centro arqueológico que da algunas de las claves de la importancia de Macedonia en el período histórico que entre la decadencia del dominio de Atenas y la llegada posterior de Roma.

En la extremo oriental de la región se encuentra el yacimiento arqueológico de la antigua ciudad de Filippi, a poca distancia de la moderna ciudad de Kavala, fundada por Filippo, padre de Alejandro. Cerca de unas conocidas minas de oro, esta ciudad siempre disfrutó de un status especial dentro el reino macedonio y ahora se ha convertido por los investigadores en una importante fuente de información sobre la importancia del norte de Grecia en la Antigüedad. Allí se fundó la primera iglesia cristiana en suelo europeo y allí predicó San Pablo la palabra de Dios.



En Macedonia también se encuentra el yacimiento arqueológico de Stàgira, a orillas del Egeo, donde nació otro grande del mundo antiguo, Aristóteles. En este lugar ubicado en la península de Calcídica es un verdadero testimonio de la historia del pensamiento y la cultura clásica.

A las faldas del Monte Olimpo se encuentra uno de los mayores recintos arqueológicos de Grecia Dión, donde los antiguos macedonios se reunían para celebrar sus éxitos y donde la moderna arqueología ha encontrado las ruinas de varios santuarios dedicados a Deméter, Asclepios e incluso referencias a la diosa egipcia Isis. Zeus, en griego, era Dias y de ahí el nombre de Dión, lo que ya nos habla de la importancia del lugar.

Un poco más arriba, se encuentra Naoussa, donde Aristóteles enseñaba filosofía y vida a los jóvenes cachorros de la aristocracia macedónica.



Y por último, la joya de la corona, las espectaculares tumbas reales de Vergina la antigua Eges, donde esta enterrado Filipo II de Macedonia y que es uno de los más extraordinarios tesoros arqueológicos de Grecia.

Claro, no nos olvidemos de la capital de Macedonia, la ciudad de Tesalónica que hace unos años ha celebrado sus 2.300 de existencia bajo este mismo nombre. Ha sido fundada en el año 315 a.C. por Kasandro,  hijo de un general de Alejandro, recibe su nombre en honor a su mujer Tessaloniki que era a la vez una de las hermanastras del gran Alejandro.


Tesalónica ha sido desde entonces el gran puerto del norte y del Egeo y la ventana de los Balcanes.
El lugar donde se propagó el Cristianismo y la segunda ciudad de los Imperio Romano de Oriente y del Otomano. La gran ciudad que acogió la más importante colonia de Sefardíes del mundo (en 1915 eran el 40% de la población y el ladino su lengua), el lugar donde nació Ataturk -el padre de la Turquía moderna - y siempre la gran ciudad de Grecia, mucho más que Atenas.


Con más de un millón de habitantes, actualmente esta es la segunda área metropolitana de Grecia, y el principal centro universitario del país.