Por Josep A. Borrell, Periodista e historiador
Grecia tiene un poder que ningún otro país mediterráneo puede mostrar. La
más escondida de las playas, la más olvidada de las islas, el monte más perdido
que se pueda imaginar tiene una historia y un nombre que reconocemos enseguida aunque
nunca hayamos estado en ellos. Eso es lo que le ocurre a esta isla del noroeste
del Egeo: Lesbos... la isla de los lesbios
Lesbos es una isla bien particular. Su nombre es reconocido en el mundo
entero, pero pocos son los que se han acercado a ella alguna vez, y menos los
que la conocen a fondo. Es curioso, solo mencionar su nombre Lesbos levanta
comentarios y prejucios, y casi todo el mundo se imagina lo que no es, aunque
muy probablemente con los años la isla acabe siendo destino turístico preferido
de muchos que entienden el amor a la griega manera.
Más allá de todo ello, la isla merece atención pues esconde algunos de los
pasajes y las historias más ricas y fascinantes de Grecia. Para más señas, además,
tiene un privilegiado clima mediterráneo templado, de casi eterna primavera;
disfruta de una de las mayores insolaciones del Egeo, así como acoge numerosas
fuentes termales, debidas a su origen volcánico.
No obstante, sorprendentemente, Lesbos no está en la agenda de los destinos
más fashion del Mediterráneo: el turismo no está en exceso desarrollado,
la isla no es una habitual de las agencias de viaje, y la modernidad pasó
siempre lejos de aquí.
Mentira. ¿hemos dicho… siempre? No siempre. Lesbos fue en el siglo XIX la
isla más cosmopolita del Egeo, y desde tiempos inmemoriales fue un lugar
próspero y selecto. Fue una de las cunas de la civilización clásica y compitió
con la misma Atenas de Pericles en riquezas y cultura. Aquí nacieron algunos de
los mejores poetas, músicos, filósofos y pintores de la Grecia antigua, aunque
un nombre sobresale por encima de todos ellos: Safo.
La isla de la poetisa
Safo nació alrededor del 620 a. de C. en el seno de una familia
aristocrática, y como consecuencia de las actividades políticas de su familia
tuvo que exiliarse en Sicilia. Alrededor del 595 a. de C., regresó a su isla
natal donde vivió hasta el 560 a. de C., dedicándose a la educación de jóvenes
aristócratas.
Safo escribía poesía y su obra fue de las primeras en no estar
protagonizada por los dioses, sino que hablaba en primera persona y describía
sentimientos como el amor o la belleza. Algunos de sus poemas expresaban
abiertamente la atracción que sentía hacia algunas de sus discípulas, o
contaban la relación erótica que había entre dos mujeres, una atracción que
desde entonces es conocida como lesbianismo o amor sáfico.
En la Antigüedad la la isla de Lesbos estuvo asociada a la libertad
sexual. Los romanos, ajenos muchas veces a las costumbres griegas, consideraron
el lesbianismo como cualquier tipo de práctica sexual, lo cual se transmitió a
la Edad Media, donde este concepto pasó a ser sinónimo de un deseo sexual
femenino irrefrenable.
En el país de los lesbios
En la actualidad, Lesbos es la tercera isla más extensa de la república
helena, tras Creta y Eubea, y la séptima del Mediterráneo. Está situada frente
a las costas de la república de Turquía y ese fue su gran mal durante el pasado
siglo XX, al ser tierra de frontera estuvo bajo control por los militares, y se
bloqueó su desarrollo económico. Pero quizá esta situación podría ser su gran
fortuna de la isla en el siglo XXI: relativamente virgen en el mercado
turístico, considerando lo que significa eso en el Egeo, es también hoy uno de
los lugares con más actividad comercial de Grecia gracias a que es la frontera
física y fiscal de la Unión Europea con Asia.
Por todo ello, no es de extrañar que Lesbos sea un lugar de contrastes.
Dice una amiga que vivió allí unos años que es un lugar “de una belleza
indómita, pero que sólo descubre sus encantos después de una búsqueda que acaba
revelándose personal”. Es cierto que en la isla se refleja el cierto abandono con
la que la ha mantenido repetitivamente los gobiernos de Atenas, pero
actualmente se revela como la última gran isla griega que queda por explotar en
un momento que las cosas no van muy bien en Grecia.
Y como consecuencia de todas estas circunstancias los lesbios, los
habitantes de esta isla, parecen inicialmente algo ariscos aunque en el fondo
profesan unos valores que en gran parte se ha perdido en otros rincones del
Egeo. ¿Y como reaccionan con el turismo homosexual que cada día más se acerca a
la isla? No muy entrada. Lesbos no es
Mikonos, ni a nivel de modelo turístico, ni en espíritu. La isla es
conservadora porque la historia no la ha tratado excesivamente bien. Sin
embargo sería bueno recordar que en el pasado tuvo fama de libertina y muchos
más giros sociales más importantes se han visto en el Mediterráneo en el último
medio siglo.
Volvemos a la gran lesbia Safo de Mytilene. Su vida y obra fue celebrada
por los más insignes poetas y sabios como Platón, Aristóteles o Plutarco,
quienes la alababan “pese a tratarse de una mujer”. El contenido homoerótico de
los poemas de Safo, es cierto, incomodaba a los autores clásicos. Pero al final
acabaron por reconocerla y levantarle estatuas en Atenas y en la misma Roma,
una de las civilizaciones más machistas de la Antigüedad. La historia tiene
estas cosas.
Autor: Josep A.
Borrell, Periodista e historiador, para www.greciainfo.com
Viaje recomendado por
GreciaInfo.com para conocer Lesvos: